MODELOS DE CEREBROS EN
MINIATURA PARA UN
MEJOR CONOCIMIENTO DE LA
ACTIVIDAD CEREBRAL
Las
enfermedades que afectan al cerebro comprometen la función no sólo de las
células nerviosas, sino también de las células gliales, las cuales sirven de
apoyo para estas funciones.
En
un nuevo estudio, neurocientíficos del Hospital Houston Methodist han diseñado
organoides neurales, también conocidos como “cerebros en miniatura”, para contener tanto neuronas maduras como
células gliales astrocíticas en proporciones relativamente similares a las del
cerebro humano.
Los
organoides neurales de última generación diseñados en el Instituto de
Investigación del Houston Methodist son escalables, reproducibles y permiten la
manipulación de la actividad de las neuronas y los astrocitos.
El
equipo de investigación, dirigido por el autor principal, el doctor Robert
Krencik, profesor asistente del Departamento de Neurocirugía en el Centro de
Neuroregeneración en el Instituto de Investigación del Houston Methodist, modificó
genéticamente estos organoides para que la actividad de ambos tipos de células
pueda ser manipulada de forma independiente y bajo demanda, lo que facilita la
emulación de la actividad cerebral durante los estados de salud y enfermedad.
Estas
propiedades mejoradas abren la puerta a múltiples aplicaciones, incluida la
detección rápida de medicamentos para enfermedades neurológicas.
“El
objetivo final es recapitular la funcionalidad del sistema nervioso utilizando
organoides, y este estudio describe una próxima generación de esa tecnología.
Nuestro nuevo procedimiento experimental para producir organoides maduros es
escalable, reproducible y mucho más rápido que las técnicas anteriores, y lleva
semanas en lugar de meses”, explicó el doctor Krencik.
Los
organoides son creados para simular la estructura y función de los órganos.
Estos miniórganos generados artificialmente permiten a los científicos
investigar cuestiones que de otro modo requerirían sondear un órgano dentro del
cuerpo. Los organoides ofrecen una ventaja sobre la investigación in vivo con
organismos modelo, ya que los agregados celulares de los organoides se derivan
de células madre humanas, por lo que conservan las características clave del
tejido humano.
CELULAS MADRE EN EL PROCESO
Tradicionalmente,
los organoides cerebrales se desarrollaban lentamente a partir de células madre
pluripotentes que se diferencian en muchos de los tipos de células que se
encuentran en el sistema nervioso central humano. Algunas limitaciones de estos
organoides es que contienen una gran cantidad de tipos de células, incluidos
diferentes subtipos de neuronas, células gliales y células no neuronales en
diferentes estados de madurez. Por lo tanto, estudiar las interacciones
específicas entre diferentes células plantea un desafío.
“En
el cerebro, las conexiones sinápticas entre las neuronas se desarrollan y
maduran después de que nacen los astrocitos. Actualmente, usando métodos
tradicionales, tenemos que esperar varios meses para que los astrocitos se generen
espontáneamente en los organoides”, dijo el doctor Krencik.
Agregó
que incluso después de que aparecen los astrocitos, los organoides aún tardan
mucho tiempo en mostrar una actividad similar a la del cerebro, que es un sello
distintivo de las redes neuronales humanas.
Para
enfrentar estos retos, el doctor Krencik y su equipo incorporaron técnicas de
bioingeniería para generar rápidamente organoides neuronales con poblaciones
definidas de neuronas y astrocitos producidos de forma independiente a partir
de células madre pluripotentes antes de combinarlos.
Las
diversas formas de manipulación genética que utilizan permiten activar los
astrocitos de forma experimental con una sustancia química en lugar de esperar
a que los neurotransmisores naturales del cerebro se pusieran en marcha, lo
cual es un proceso más complicado y prolongado.
“Al
usar dos tecnologías diferentes para apuntar a cada tipo de célula, podríamos
activar selectivamente las neuronas o los astrocitos”, dijo el doctor Krencik.
“Nuestro
sistema organoide totalmente inducible es una herramienta útil no sólo para
comprender las interacciones entre las neuronas y los astrocitos en el cerebro
humano sano, sino también cómo estas conexiones se ven alteradas por la
enfermedad”, precisó.
“Una
aplicación interesante de esta tecnología es el descubrimiento de fármacos. Se
puede ampliar muy rápidamente para fabricar miles de organoides a la vez que se
pueden usar como una plataforma de prueba de alto rendimiento para medicamentos
terapéuticos aplicados a diferentes enfermedades neurológicas, incluidos el
Parkinson, Alzheimer, así como cánceres del sistema nervioso”, concluyó el
experto del Hospital Houston Methodist.
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