viernes, 7 de junio de 2024

 

PREVENIR, DETECTAR Y RESPONDER: CIRCULO

VICIOSO EN EL USO DE MEDICAMENTOS

 


*8 de junio, Día Mundial de la Antifalsificación

 

 

La conferencia de expertos sobre uso racional de los medicamentos, convocada por la Organización Mundial de la Salud, OMS, en Nairobi, en 1985, indicó que el uso racional significa que “los pacientes reciban fármacos apropiados para sus necesidades clínicas, a dosis ajustadas a su situación particular, durante un período adecuado de tiempo”.

Dentro de este marco, resulta primordial reconocer la importancia de acceder a productos médicos reglamentados que cumplan con los estándares de calidad, seguridad y eficacia.

Los productos médicos de calidad subestándar y falsificados son, por naturaleza, muy difíciles de detectar, dado que a menudo están diseñados para que parezcan idénticos a los productos genuinos; no obstante, hay indicadores que podrían ayudarnos en su identificación, como revisar el estado del envase y posibles errores gramaticales o de ortografía; constatar las fechas de fabricación y caducidad, verificando que los datos del envase exterior correspondan con los del envase interior; comprobar que el aspecto del medicamento es el esperado y que no muestre cambios de color, signos de degradación, ni olores extraños; y notificar los productos médicos sospechosos al organismo nacional de reglamentación farmacéutica.

Es de considerar que estos productos pueden causar reacciones adversas obvias, dadas las malas condiciones en su producción, lo que implica mala higiene e intervención de personal no calificado, originando impurezas desconocidas o incluso estar contaminados por bacterias.

Las consecuencias son significativas, los medicamentos vendidos ilegalmente pueden ser completamente distintos a lo que los compradores creen que están adquiriendo, lo que puede traer serios daños en la salud de las personas. Pese a que, hoy en día, la utilización de medicamentos es algo cotidiano en la vida del paciente y en la población en general, su uso inadecuado puede convertirse en un verdadero peligro para la salud.

Así como lo determinan ciertos artículos, la automedicación constituye un problema a nivel mundial por su alta incidencia y el riesgo que representa en el bienestar de quienes la practican. Por lo que, el uso adecuado de los medicamentos se convierte en un parámetro fundamental cuando se piensa en la salud individual y colectiva; tanto los médicos como los pacientes deben cumplir su rol, a fin de que los beneficios de su uso superen los riesgos.

El problema de los medicamentos falsificados afecta a todas las regiones del mundo,3 de este modo, es primordial trabajar en la educación y concientización sobre esta situación, que pone en riesgo la vida de los pacientes. Es de suma importancia que esos esfuerzos no se limiten a consumidores, pero también incluyan a todos los profesionales que comprende el ecosistema de salud. La prevención, vigilancia y combate contra los medicamentos falsificados es necesaria, así como la cooperación, colaboración y participación entre las agencias reguladoras nacionales e internacionales, señala Ángel Méndez, director senior de Cumplimiento Corporativo de Seguridad Global de Pfizer.

Cabe destacar que, el sistema de la OMS recibe notificaciones de todas las regiones del mundo sobre productos médicos de calidad subestándar y falsificados, lo que evidencia claramente que el problema es mundial.2 Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que uno de cada diez productos médicos que están en circulación en los países de ingresos bajos y medianos es subestándar o está falsificado.

La globalización está dificultando la regulación de productos médicos, por lo que es importante contar con información confiable de los medicamentos que se están usando, y la forma más eficaz de evitar los medicamentos falsificados es utilizar únicamente los indicados por el profesional médico autorizado y distribuidos por entidades del sector que cuenten con registro.

 

             INTERNET: UNA PUERTA DE ENTRADA

 

El mercado del comercio electrónico está creciendo, si bien comprar en internet es cada vez más popular, y se convierte en una manera ágil y cómoda de adquirir lo que necesitamos, el aumento exponencial de las conexiones a internet proporciona a los delincuentes un punto de entrada relativamente fácil incluso a los mercados mejor reglamentados.

Los sitios web no regulados, las plataformas de las redes sociales y las aplicaciones de los teléfonos inteligentes pueden también ser cauces directos de productos médicos de calidad subestándar y falsificados; tenga en cuenta que los riesgos aumentan considerablemente con la adquisición de productos médicos de fuentes no reguladas y sin licencia.

Acceder a medicamentos sin la asesoría correspondiente supone una amenaza importante para la salud, de ahí que los tratamientos resulten ineficaces y se prolonguen las enfermedades, llegando, en ocasiones, incluso hasta la muerte; a esto se suma, la propagación de la resistencia a los antimicrobianos y la transmisión de las infecciones farmacorresistentes; lo que pone en riesgo el progreso hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Aunque, “la OMS y sus asociados están trabajando para desarrollar métodos que permitan una cuantificación más exacta del número de productos médicos de calidad subestándar y falsificados, ya hay suficientes pruebas que demuestran que el problema es de gran magnitud y de alcance mundial, lo que impacta considerablemente en la vida de las personas. De hecho, a nivel global el equipo de Seguridad Global de Pfizer ha ayudado a evitar que millones de dosis falsificadas lleguen a los pacientes. Es por eso por lo que, en este Día Mundial de la lucha contra la falsificación nos unimos al llamado mundial para prevenir, detectar y responder a la amenaza que representan estos productos” destaca Méndez.

De igual manera, los pacientes pueden implementar medidas para asegurar el buen uso de los medicamentos, tal y como lo sugiere el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos:

   Siga las instrucciones indicadas en la etiqueta o dadas por el especialista.

   Conozca cuáles son las posibles reacciones con otros fármacos y con el alcohol.

   No suspenda el medicamento, ni modifique la dosis, sin consultar antes con el médico.

   No tome medicamentos usados previamente por otra persona, ni comparta las suyos

 

 

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