miércoles, 11 de abril de 2018


DIA MUNDIAL DE LA SALUD, NADA QUE FESTEJAR EN MEXICO

*Cierra este sexenio con números rojos: aumento de consumo de alcohol, estancamiento en políticas contra tabaco y estrategia contra la obesidad secuestrada por la industria


Las enfermedades no transmisibles (ENT), que hoy en día son las de mayor impacto y causa de mortalidad en el mundo y en México, en particular, tienen sus principales causas en el tabaquismo, el consumo nocivo de alcohol, la dieta malsana y la inactividad física.
En nuestro país estas causas no han sido atendidas, ignorando o mal adaptando las recomendaciones emitidas por la OMS para su prevención. Las organizaciones miembros de la CoaliciónSaludhable han recomendado la promulgación y aplicación de leyes, regulaciones y normas destinadas a impedir que las personas desarrollen estas ENT que alcanzan calidad de emergencias epidemiológicas, como lo ha declarado la propia Secretaría de Salud, en el caso de la obesidad y la diabetes.
El panorama del país en estos seis años muestra que:
En Obesidad y Diabetes: La Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes ha sido capturada por la industria volviendo inefectivas regulaciones claves para su efectividad.
El etiquetado frontal en alimentos y bebidas no es entendible por los consumidores y tiene criterios de azúcar que representan un riesgo a la salud como lo han expresado la OMS y diversos organismos internacionales y nacionales. La regulación de la publicidad de alimentos y bebidas a la infancia no cubre horarios ni programas más vistos por los niños, ni otros medios y herramientas. Los lineamientos para alimentos y bebidas en las escuelas no se cumplen por una falta de promoción y vigilancia absoluta por parte de SEP.
En tabaquismo: México no es libre de humo de tabaco (solo 11 entidades federativas protegen a su población) quedando rezagado en el contexto internacional. Los impuestos a productos de tabaco, insuficientes de origen, fueron perdiendo valor al no estar ajustados a la inflación.
Las imágenes preventivas en los empaques de tabaco no alcanzan el mínimo 50% de la superficie de cajetillas y paquetes.
Persiste la publicidad del tabaco en puntos de venta, internet y revistas y lugares “para adultos”, además no existir regulación para la exposición del producto en los puntos de venta.
En consumo nocivo de alcohol: Falta un programa nacional para prevenir el uso nocivo del alcohol y sus consecuencias, en hombres y mujeres de cualquier edad y condición social, en el cual participen instancias gubernamentales y la sociedad civil, tanto en su ejecución como en su evaluación.
De 2011 a 2016 el consumo diario de alcohol se cuadriplicó, al pasar de 0.8% a 2.9% (en los hombres de 1.4% a 4.5%, mientras en mujeres pasó de 0.2% a 1.4%). Entre la población adolescente (de 12 a 17 años), el consumo excesivo en el último mes prácticamente se duplicó, aumentando de 4.3% a 8.3%, siendo más notorio entre las niñas de esa edad en quienes se elevó más de tres veces, al pasar de 2.2% a 7.7%, mientras los niños aumentaron de 6.3% a 8.9%. Se tolera la asociación de marcas de cervezas con figuras, uniformes y espacios deportivos y eventos musicales.
Inactividad física o sedentarismo: La mayoría de nuestras ciudades no son caminables, seguras y transitables, para propiciar la práctica de estilos de vida activos y saludables, además de reducir muertes y lesiones causadas por accidentes de tránsito.
Quedó pendiente la promoción de la actividad física con propósitos definidos (ejercicio para mantener un estado de bienestar) para los distintos grupos de población. Las entidades de salud trabajan de manera insuficiente y poco transversal con sus contrapartes de los campos educativo, del desarrollo social, del desarrollo urbano, así como del deporte y la cultura física.
El tabaco, el alcohol, la comida chatarra y las bebidas azucaradas deben regularse en su disposición, etiquetados y publicidad como lo recomienda la OMS y diversos organismos internacionales y nacionales. Las medidas fiscales como la aplicación de impuestos especiales a estos productos son una de las medidas más efectivas para reducir su consumo y destinar recursos a la prevención, la creación de ambientes saludables y enfrentar parte de las externalidades generadas por el consumo de estos productos.



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