miércoles, 22 de junio de 2011

PIEL BELLA



Mantenga la juventud de la piel
con cuidados caseros sencillos

Dolores Rodríguez Ramírez
En cada persona la genética influye en cómo luce y se siente la piel, sobre todo la del rostro, cuello y manos, pero factores como el clima, la alimentación y el estrés le afectan cada día. De ahí la importancia de que cada quien conozca qué tipo de piel tiene.
Pero además de esto, debe saber que el estado de la piel sufre cambios apenas perceptibles con cada estación del año. Es mejor usar el sentido común y poner atención cuándo necesita humectantes, limpiadores y hasta bloqueadores solares.
Si bien es cierto que la mejor medida de higiene es el baño diario, también es verdad que los jabones dañan la piel de la cara y cuello. ¿Qué hacer?, recurrir a las cremas exfoliantes preparadas precisamente para utilizarse para limpiar el cutis.
No se deben utilizar los mismos productos todos los días, por muy caros que sean o porque los recomienda la comadre o los comerciales de la televisión. Cada persona debe aprender cómo funciona su piel; cuando está seca o cuando acumula grasa.
Antiguamente, las mujeres recurrían a los remedios caseros y a la despensa de la cocina para mantenerse frescas, con un cutis lozano y una cabellera envidiable. ¿Por qué no hacer lo mismo ahora? Solamente cuidar de no utilizar los productos que tengan aditivos pesados.
Las abuelas recurrían al aceite de oliva para retirar las impurezas de la cara o los restos de polvo cuando terminaban de limpiar, barrer y sacudir la casa. Por la noche descansaban e iban a la cama con un poco de aceite de germen de trigo, sin el riesgo de manchar las sábanas y la almohada y de paso a su pareja. De paso, sabían que había que lucir bellas sin espantar al marido.
Antes, eran las primeras en despertar, tenían una rutina de estiramiento en la cama para despertarse del todo, tomaban un baño con geles (jabón líquido) que ellas mismas preparaban y que les conservaban la piel en buen estado por largo tiempo. Cubrían el rostro con aceites, como el de germen de trigo que limpia sin desollar o unas gotas de glicerina, que atrae la humedad.
Muchas se conservaban esbeltas y sanas gracias a los desayunos naturales que preparaban para toda la familia. La labor cotidiana como lavar, plancha, guisar, etcétera, las mantenía en movimiento y sin sobrepeso. La compra del mercado se hacía cada mañana y las obligaba a caminar, lo que las mantenía de buen humor y no terminaban gruñonas al final del día.
Sin embargo, estas costumbres prevalecieron hasta mediados del siglo pasado. Vinieron la modernidad y las comodidades y afectó la vida de toda la familia. La televisión la desunió y se terminaron las charlas de sobremesa y las reuniones de fin de semana, así como los paseos en grupo.
Las mujeres más jóvenes adoptaron otras costumbres y se convirtieron en robots, consumiendo productos de belleza que, muchas veces, no eran los adecuados para su tipo de piel. Se olvidaron de los aceites de la despensa y gastaron fortunas en otros productos que favorecieron la aparición de manchas y arrugas antes de tiempo.
Se olvidaron que algunos jugos y purés de frutas son excelentes mascarillas para un rostro de princesa, aunque hay princesas que desean esconderlo por el daño que les han causado los cosméticos de dudosa calidad.
Para comenzar el día, además del baño diario, se debe organizar una rutina de limpieza y humectación del rostro, que toma sólo unos minutos. Para la piel seca se recomienda una crema limpiadora que al mismo tiempo humecta mientras limpia. Inténtelo con aceite de oliva virgen.
En el mercado ya hay con base de agua, con ingredientes contra la grasa, como el extracto de algas marinas que son perfectos para cuando se incrementa la presencia de grasa en tiempos cálidos.
Los humectantes evitan que la piel luzca opaca, seca y más vieja de lo que es. Hay lociones ligeras para piel normal y cremas hidratantes con ingredientes como petrolato, glicerina o mantequilla de shea, que son un buen remedio cuando la piel se siente seca o sensible. La ventaja es que también se puede usar cuando la piel tiene exceso de grasa. Si de controlar la grasa se trata, opte por fórmulas sin aceite que hidraten.
La piel que rodea los ojos es la más delicada y requiere mayor cuidado conforme pasan los años. Por la mañana, una buena crema humectante y por la noche una crema rica en mantequilla de shea o con base de cera de abeja.
El más recomendado es el aceite de oliva, que también es el ingrediente básico en algunos productos de belleza por su acción antioxidante y ofrece una limpieza suave y nutritiva para la piel más delicada y no deja sensación grasosa.
Otra marca muy conocida utiliza el extracto de jugo de coco como blanqueador en alguna de sus cremas, porque es un excelente auxiliar para desaparecer la ojeras debajo de los ojos. De paso utilizan el aceite de aguacate, que provee de suavidad e intensa humedad esta área de los ojos, además de que es una extraordinaria mascarilla en esta zona.
Las almendras y la miel, combinadas con avena son para una limpieza profunda y tonificante, pero convertidas en crema pierden algo de su valor. Y qué decir del chocolate, el mejor tratamiento contra el envejecimiento, que también se vende en forma de emulsión.
Una práctica común e indebida, es el maquillarse corriendo y a bordo de un medio de transporte, con riesgo de volcar sobre los pasajeros o la pareja los cosméticos que se utilizan.
Antes de hacerlo, debe saber que por la mañana el ambiente lleva más contaminantes que en el resto del día, los que pueden filtrarse en los cosméticos que está usando a bordo de un transporte. Estos se quedan en la cara y pueden causar daños posteriores.
Los que tienen más riesgo son los rimeles, porque están más cerca del ojo, y los labiales porque son los primeros que tocan todo alimento que se consuma posteriormente.
Procure levantarse unos diez minutos antes de la hora habitual para no exponer su rostro a estos desastrosos efectos. Tampoco retoque su maquillaje en lugares donde hay exceso de personas, se fuma o alguien tose o estornuda. Además, aprenda a sacarle provecho a sus cosméticos y procure cambiarlos mensualmente.



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