¿CUÁNTO PESAN LAS EMOCIONES?
*El hambre emocional puede ser un factor
psicológico que detone en sobrepeso y obesidad
Es
probable que cuando estemos atravesando por un sentimiento de tristeza,
angustia, ansiedad, incluso felicidad, entre otras, busquemos algún alimento
para mitigar o reforzar esa emoción.
Sin
embargo, cuando se convierte en un patrón, se puede llegar a desarrollar un
problema de la conducta alimentaria que se define como hambre emocional. Y se
puede identificar por la necesidad de comer por compulsión y no por necesidad
fisiológica; cuando esto se convierte en algo rutinario, se llegan a presentar
graves consecuencias físicas como lo es la obesidad.
Y
es que el hambre emocional y la obesidad, no son casos aislados, ya que de
acuerdo con el doctor Héctor Esquivias médico psiquiatra, “cerca del 60% de los
pacientes con obesidad, presentan trastornos depresivos y ansiosos”.
Con
base en información de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) México ocupa el segundo lugar de las naciones con mayor índice
de obesidad entre los países que conforman este organismo.
En
ese sentido, la doctora Ruth Carmina Cruz Soto, especialista en Obesidad y
Trastornos de la conducta alimentaria, refiere que la obesidad impacta en el
100% de la vida diaria de las personas que la padecen, pues en respuesta a una
dieta rica en grasas, los niveles de hormonas que regulan el balance energético
se modifican.
En
tanto, los niveles circulantes de leptina, la hormona fabricada por las células
grasas que ayudan a controlar la sensación de hambre y la cantidad de grasa que
se almacena en el cuerpo se pueden ver elevados.
No
sólo eso, la obesidad es una enfermedad crónica que predispone a las personas a
padecer otras patologías, como la diabetes, la hipertensión arterial, sin dejar
de lado el riesgo de mortalidad, de ahí la relevancia de tratarla como un pilar
fundamental para contar con una vida sana.
“Lo
anterior refiere la necesidad de atender el hambre emocional, la obesidad y
otros problemas de la conducta alimentaria de manera multidisciplinaria; es
decir, al momento de iniciar cualquier tratamiento de pérdida de peso se pueden
identificar cuáles serán los beneficios del mismo; sin embargo, se debe tratar
la parte emocional de cada paciente. Y reconocer que el completo estado de
salud y bienestar, incluye la parte emocional. va más allá de la salud, sino
también de la parte emocional. Además de atender las expectativas que los
pacientes esperan e irlos adaptando a fin de mantener la motivación”, precisó
el doctor Esquivias.
Sin
importar cuáles sean las emociones que conducen a los pacientes a comer en
exceso, el resultado final suele ser el mismo, llevando al cuerpo a un ciclo
poco saludable; se generan alteraciones en la salud en el ámbito hormonal,
psicológico y hasta mecánico, de tal manera que se debe de acudir con los
especialistas indicados para atender este padecimiento de manera integral.
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