USO MASIVO DE CELDAS
SOLARES ENFRENTA GRANDES RETOS
*Experto del Cinvestav propone construir nueva
infraestructura basada en redes eléctricas autónomas que operen con corriente
directa para aprovechar energía fotovoltaica
“A pesar de que en México el
promedio de irradiación solar alcanza los 5 kilowatts-hora por metro cuadrado
al día, un monto suficiente para mantener encendidas cotidianamente 50
luminarias ahorradoras de 10 watts durante 10 horas, todavía se enfrentan
grandes obstáculos técnicos, económicos y sociales que impiden aprovechar esta
fuente energética”, afirmó Arturo Morales Acevedo.
Para el investigador del
Departamento de Ingeniería Eléctrica del Centro de Investigación y de Estudios
Avanzados (Cinvestav), los altos costos
relativos de los paneles solares, la inadecuada legislación sobre suministro de energía por parte de
particulares a la red de la Comisión Federal de Electricidad, la falta de conciencia ecológica en varios sectores de
la población e inmuebles inadecuados para instalar módulos solares, son algunos
de los problemas que se enfrentan.
Morales Acevedo lamentó lo anterior, pues según explicó, Alemania
que lidera la producción de energía solar fotovoltaica, recibe la mitad de
irradiación solar que México.
Sin embargo, en ese país
europeo hay incentivos donde existe la tarifa feed-in, con la cual el Estado se obliga a comprar
al consumidor la energía excedente que éste produzca a un precio mayor al que
él la paga.
“Es una forma de subsidio
que la mayoría de los gobiernos de los países en vías de desarrollo no están
dispuestos a asumir”, consideró.
El experto hizo énfasis en
que aun cuando el costo de generación de energía a partir de esta fuente se ha
reducido de cientos de dólares a uno o dos dólares por watt-pico (instalado), y
la eficiencia de ciertos dispositivos
ha aumentado hasta 44%, todavía esta tecnología queda fuera del alcance de gran
parte de la población en México.
Adquirir e instalar un
sistema fotovoltaico con capacidad de 2 kilowatts pico requeriría una inversión
aproximada de 4 a 5 mil dólares”.
INCONVENIENTES EN MEXICO
Aunado a lo anterior, las
casas-habitación, sobre todo en las ciudades mexicanas, no están diseñadas para
aprovechar esta fuente energética.
“En un edificio de veinte
departamentos, por ejemplo, no alcanzaría la superficie del techo para colocar
las fotoceldas necesarias para cubrir la demanda de energía de todos los
inquilinos”, expuso el científico nivel III dentro del Sistema Nacional de
Investigadores.
Incluso, si se resolvieran
estos aspectos socio-económicos, aún habría que enfrentar grandes retos
técnicos. La red eléctrica tiene transformadores obsoletos y líneas de
transmisión con fugas que en algunos casos causan pérdidas de energía que
rebasan el diez por ciento.
Si a esta red le
conectáramos sistemas fotovoltaicos, se aumentaría la pérdida de este tipo de
energía.
Asimismo, al haber muchos
sistemas fotovoltaicos conectándose y desconectándose al azar, los
transformadores eléctricos en la red producirían transitoriamente
sobre-impulsos de voltaje que podrían afectar el funcionamiento de los aparatos
electrodomésticos.
“No es tan simple resolver
estos problemas técnicos, por lo que es necesario desarrollar nuevas
tecnologías”, argumentó MoralesAcevedo.
El académico del Cinvestav
propuso desarrollar redes autónomas que operen con corriente directa e incluso
micro-redes para zonas delimitadas (como una cuadra) que no requieran conducir
el fluido eléctrico a grandes distancias.
Estos sistemas podrían
tener también cierto grado de "inteligencia", es decir, ser capaces
de detectar cuando un usuario se conecta o desconecta para optimizar su uso.
"Si realmente
queremos aprovechar la energía mediante celdas solares, en el futuro debemos
transitar hacia la construcción de toda una infraestructura de redes eléctricas
o micro-redes autónomas que operen con corriente directa", sugirió el
especialista.
“En el corto plazo, las
plantas solares fotovoltaicas de mediana potencia (10-100 MW) tendrán un gran
desarrollo, pero en el mediano plazo, necesitaremos una verdadera revolución en
la infraestructura y arquitectura de las ciudades, en las políticas públicas y
en la cultura de la gente para poder ver una transformación”, pronosticó el
académico.
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