MINDFULNESS PARA PACIENTES
CRONICOS:
MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA
DESDE LA MENTE
*Técnicas de apoyo emocional reducen el
impacto de dolor en los pacientes
Hablar
de enfermedades crónicas es referirse a condiciones que persisten a lo largo del
tiempo y que transforman profundamente la vida de quien las padece. Este tipo
de diagnóstico no sólo impacta físicamente, sino que genera un proceso
psicológico de introspección, donde la persona reevalúa metas, logros y su rol
social, al tomar conciencia de su fragilidad.
Se
estima que entre el 20 y 25 % de quienes padecen diabetes o artritis reumatoide
desarrollan trastornos afectivos.
Una
de las respuestas comunes es el aislamiento psicosocial, lo que limita los
estímulos positivos y expone al paciente sólo al dolor físico y emocional.
Además,
muchas personas organizan su vida únicamente en torno a citas médicas,
generando una rutina basada en el sufrimiento hospitalario. Esta dinámica
provoca alteraciones en el ciclo de sueño y aumenta la percepción del dolor,
especialmente durante la noche, cuando los estímulos externos disminuyen.
“El
Mindfulness surge como una herramienta efectiva para reenfocar la atención,
disminuir el estrés y mejorar la calidad de vida. Esta práctica no cura la
enfermedad, pero permite que la persona reconozca sus capacidades actuales,
reduzca el peso de los pensamientos negativos y viva con mayor consciencia del
presente”, recalcó el Dr. Humberto Bautista, vocero oficial de PiSA
Farmacéutica.
El
uso de técnicas de Mindfulness en personas con enfermedades crónicas permite
alcanzar un estado de alivio frente al padecimiento. Esto se debe a que, de
manera progresiva, la persona comienza a integrar su realidad actual: es una
persona viva, con capacidades aún presentes y el potencial de desarrollar
nuevas. Este enfoque contribuye a mejorar su calidad de vida.
Técnicas
clave de mindfulness aplicadas al manejo de enfermedades crónicas:
Meditación
guiada: Consiste en enfocar la atención en la respiración y las sensaciones
corporales, bajo la orientación de un instructor. Esta práctica favorece la
relajación y la conexión con el momento presente.
Dejar
ir: Enseña a no aferrarse a pensamientos o emociones, reconociendo que todo
es transitorio. Es una herramienta esencial para reducir la carga emocional
negativa.
Mente
de principiante: Promueve la observación del entorno con curiosidad y
apertura, como si fuera la primera vez. Esta actitud facilita una mayor
receptividad ante la experiencia diaria.
Ejercicio
DROP (Detener, Respirar, Observar, Proseguir): Invita a la autorreflexión
ante estímulos del entorno sin quedarse atrapado en ellos. Es útil para manejar
reacciones emocionales y tomar decisiones más conscientes.
Atención
a los sentidos: Implica poner foco en los estímulos sensoriales que nos
rodean sin emitir juicios. Esta práctica fortalece la conexión con el presente
y reduce la reactividad.
Body
Scan: Técnica de escaneo corporal que permite tomar consciencia de cada
parte del cuerpo y sus sensaciones físicas, fomentando la autoconexión y el
cuidado personal.
No
juzgar: Consiste en observar pensamientos, emociones y experiencias sin
clasificarlos como buenos o malos. Esto ayuda a disminuir el estrés generado
por la autoevaluación constante.
Aceptación:
Implica recibir pensamientos y emociones tal como son, sin resistencia ni
juicio, promoviendo una actitud compasiva hacia uno mismo.
Alimentación
consciente: Fomenta la atención plena al momento de comer, reconociendo
sabores, texturas y sensaciones, y evitando distracciones. Esta práctica mejora
la relación con los alimentos y el cuerpo.

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