GENERANDO
BUENOS HABITOS PARA EL 2019
Cuantas veces no hemos escuchado frases como: Eres
lo que comes, la comida es tu medicina, no consumas nada que tu abuela o tu
madre no consumirían.
Sin embargo, a muchos de nosotros nos resulta cada
vez más difícil cumplir con estas simples reglas en un mundo tan complejo, como
el que vivimos, ya que con la prisa diaria la selección de alimentos saludables
resulta complicada.
México es el país número uno en obesidad infantil
y el número dos en adultos, sólo después de Estados Unidos.
El número de personas mayores de 18 años con
obesidad en México pasó de 20.5 millones en el 2012 a 24.3 millones en el 2016,
según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el
mundo 2018”, presentado en la sede de la FAO, en Roma, Italia.
El reporte de la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destacó que la obesidad
entre adultos ha empeorado, principalmente en Norteamérica, y el problema
afecta a una de cada ocho personas en el planeta.
La vida sedentaria, el estrés constante y los
malos hábitos alimenticios han provocado que la obesidad y el sobrepeso vayan
en incremento, por ello Kristen Kizer, dietista clínica del Hospital Houston
Methodist, creó un curso de seis semanas para adquirir buenos hábitos
alimenticios, denominado Nutrition Bootcamp.
Los participantes deben seguir una serie de reglas
básicas, que incluyen registrar la ingesta de alimentos y bebidas, beber al
menos 2 litros de agua al día y comer solo dos productos “no muy saludables”
por semana.
Estos productos son definidos por Kristen Kizer
como carnes y quesos con alto contenido de grasa, cualquier cosa frita,
postres, alcohol, alimentos y bebidas con alto contenido calórico o azúcar.
Además, se les pide a los participantes que envíen
una foto de su despensa y que la “limpien” de todos aquellos productos que los
induzcan a tener malos hábitos, así como, durante una semana medir el tamaño de
las porciones de su comida, consumir cuatro porciones de fruta y cinco
porciones de verduras por día, y retirar toda la harina blanca o granos
refinados de su dieta.
“Con este programa tomamos un enfoque bastante
realista y generalmente nos preguntamos: ¿Cuáles son las tres cosas principales
que una persona quiere cambiar en este momento y cómo podemos hacer para que
algunos de estos objetivos sucedan? Mi esperanza es que alguien salga del
programa con dos o tres hábitos saludables y los lleve consigo toda la vida”, subrayó
Kizer.
“Es un cambio de estilo de vida, no una dieta. Hablo
mucho sobre cómo se convierte en un sistema de valores. Las personas tienen
valores morales, entonces ¿por qué no tener valores alimentarios también?”, concluyó.
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