APRENDE A LEER LAS CINCO
SEÑALES DE
ALERTA EN LAS ETIQUETAS DE
ALIMENTOS
*Con esta medida arrancarás con salud este
2023
Muchos
de los alimentos que consumimos hoy en día vienen empaquetados. Esto significa
que son, en cierta medida, productos procesados y algunos de ellos son
inclusive, ultra-procesados.
Para
asegurarnos que estamos haciendo elecciones saludables, es necesario saber leer
las etiquetas nutricionales de los alimentos, aunque sea un poco, para entender
cuáles son los nutrimentos saludables y cuales son aquellos ingredientes
añadidos o aditivos que nuestro cuerpo no necesita.
“Entre
más logremos que las personas lean las etiquetas y las comprendan, será mucho
mejor. Las necesidades nutricionales de cada persona van a variar siempre, pero
hay alimentos que todos debemos limitar, sin importar quien esté leyendo la
etiqueta”, explica Angela Snyder, nutrióloga del bienestar del Hospital Houston
Methodist.
Así
que la próxima vez que vayas al supermercado, aplica las recomendaciones que la
nutrióloga Snyder nos comparte a continuación para aprender a identificar los
focos rojos en los alimentos:
Foco Rojo # 1: AZÚCARES AÑADIDOS: Los azúcares añadidos son
una forma refinada de azúcar que se agrega durante el procesamiento de
alimentos para mejorar el sabor. El problema es que solo aportan calorías
vacías que no necesitamos.
Por
otro lado, los azúcares que se encuentran naturalmente en los alimentos van
acompañados de otros nutrimentos vitales como fibra, vitaminas y minerales, los
cuales son imprescindibles para la salud. Puedes encontrar, por ejemplo, los
azúcares naturales en alimentos como las frutas y algunos derivados de la
leche. Estos son los buenos.
Por
otro lado, además de las calorías vacías que aportan los azúcares añadidos y que
potencialmente contribuyen a la ganancia de peso, también pueden impactar
negativamente a tu salud al consumirlos durante años.
“Los
azúcares añadidos ocasionan inflamación en todo nuestro organismo. También
generan picos de azúcar en la sangre, lo que incrementa el riesgo a padecer
prediabetes y diabetes tipo 2”, afirma la nutrióloga Snyder.
Debido
a sus negativas consecuencias a la salud, los productores de alimentos ahora
deben especificar la cantidad de azúcares añadidos en las etiquetas de sus productos.
Puedes encontrar el “azúcar añadido” dentro de la sección de “carbohidratos
totales” en la etiqueta.
“No
es que debas eliminar por completo los azúcares añadidos de tu dieta,
únicamente hay que estar consciente de la cantidad que consumes para poder
determinar si un alimento tiene demasiados. Yo recomiendo solo escoger
alimentos que tengan 5 gramos o menos de azúcar añadido por porción. Ahora
bien, si se trata de un postre o dulce, se puede aceptar un poco más de azúcar
añadido, como 10 gramos por porción. Pero honestamente, entre menos, mejor”,
puntualiza la experta en nutrición del Hospital Houston Methodist.
Estas
recomendaciones te mantendrán en línea con las guías de salud de la Asociación
Americana del Corazón, que indican limitar los azúcares añadidos a no más de 24
gramos diarios (mujeres) y 36 gramos por día (hombres).
Foco
Rojo #2: SODIO: Sabemos los síntomas obvios que conlleva consumir altas
cantidades de sal, pero otro aspecto a considerar, son las implicaciones
negativas a largo plazo que genera la ingestión de excesivas cantidades de
sodio.
“Lo
más grave de consumir mucha sal es el aumento en la presión arterial con el
tiempo. Por ello, la recomendación para la mayoría de las personas es limitar
el sodio a no más de 2 mil 300 miligramos al día”, afirma Snyder.
Aunque
no lo creas, es sumamente fácil excederse de ese número, incluso si no tocas el
salero para nada. De hecho, más del 70% del sodio que consumimos diariamente en
la dieta proviene de los procesos de manufactura de alimentos, ya que se les
agrega una gran cantidad de sal.
Para
combatir el consumo excesivo de sal, Snyder recomienda limitar a 500 miligramos
de sodio por comida o bien, que los alimentos que comemos tengan menos de 150
mg por porción.
Para
aquellos alimentos que son notoriamente altos en sal, como sopas enlatadas,
busca productos que digan “reducidos en sodio”, “con bajo sodio” o mejor aún,
“con muy bajo sodio”.
“Un
producto reducido en sodio es aquel que tiene 25% menos sodio que la versión
original. Es muy importante revisar la etiqueta para asegurar que no tenga
demasiado sodio tu producto. Si este es el caso, evítalo y busca un substituto
que sea, reducido en sodio o muy reducido en sodio”, explica la experta en
nutrición.
Foco
Rojo #3: GRASAS SATURADAS: Las grasas son probablemente uno de los
nutrimentos más controversiales que existen. Pero hay un hecho que debes tomar
en cuenta con absoluta certeza: a las grasas saturadas las debemos limitar
siempre y a las grasas trans las debemos desechar por completo.
“Las
buenas noticias es que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de
los Estados Unidos) han quitado las grasas trans de la lista de grasas
“seguras”, por lo que ya no pueden ser utilizadas en la elaboración de
alimentos procesados”, afirma la nutrióloga Snyder.
Las
grasas saturadas, por otro lado, siguen siendo muy abundantes. Se les encuentra
también de manera natural en muchos alimentos de origen animal como: carnes
rojas, pollo, etc.
“No
todas las grasas son malas, pero lo que sabemos desde un punto de vista
científico es que las grasas saturadas contribuyen a elevar los niveles de
colesterol, particularmente los de colesterol LDL, que están asociados a un
incremento en el riesgo de enfermedades cardiacas”, describe la experta en nutrición.
LDL
significa lipoproteínas de baja densidad y que a veces son referidas como el
“colesterol malo”, ya que se acumulan en las paredes de los vasos sanguíneos y,
con el tiempo, producen enfermedades cardiovasculares. Entre más altos sean tus
niveles de colesterol LDL, mayores problemas de salud podrías desarrollar”,
comenta la especialista y agrega que, “lo mejor es tratar de limitar las grasas
saturadas a 12-16 gramos por día únicamente. Esto es evitar lo más posible
alimentos que contengan más de 5 gramos de grasas saturadas por porción”.Como
las grasas son parte esencial de nuestra dieta, Snyder recomienda intercambiar
cualquier exceso de grasas saturadas, por grasas más saludables como las
monoinsaturadas o poliinsaturadas (aceite de oliva, pescados como salmón,
nueces y semillas, etc).
“En
general, debemos siempre limitar nuestro consumo total de grasas. Y la mayoría
de las que consumimos deben provenir de alimentos de origen vegetal porque
tienden a tener mayores cantidades de grasas monoinsaturadas o poliinsaturadas
en comparación con los productos de origen animal, que están mayoritariamente
conformados por grasas saturadas”, explica la nutrióloga Snyder.
Foco
Rojo #4: Porciones exageradamente grandes: Incluso si tus alimentos
empacados cumplen con las recomendaciones de la nutrióloga Snyder, aún falta
por revisar el tamaño de las porciones que consumes. Muchas veces puedes asumir
que algunos productos vienen empacados como una sola porción, cuando en
realidad son bastantes más. Otras pueden ser porciones demasiado pequeñas y nos
confunden.
“Se
han hecho muchas mejoras en las etiquetas en cuanto a tamaño de porciones se
refiere. Se leen mejor pues esta parte está subrayada y en letras más grandes”,
comenta Snyder.
“Lee
bien el tamaño de la porción porque si comes doble porción del producto que sea
y no te das cuenta, estarás consumiendo dos veces más grasas saturadas,
azúcares añadidos y sodio de lo que tenías previsto”, enfatiza la experta.
Foco
Rojo #5: Listas largas de ingredientes: “Siempre es buena idea darle un
vistazo rápido a la lista de ingredientes de cualquier producto que vayamos a
adquirir. Y en este sentido, entre menos ingredientes, mejor. Esto quiere decir
que ese alimento en particular es menos procesado que otros”, sintetiza la
especialista en nutrición.
“Si
una bolsa de papitas fritas está hecha de 25 ingredientes, mejor no la compres
porque nos habla de un producto muy procesado, en contraste a una bolsa de
papas que tiene solo 3 ingredientes: maíz, aceite y sal. Al hablar de papas
fritas, la mejor opción sería esta última”, ejemplifica Snyder.
Sin
embargo, esta no es una regla inflexible ya que a veces una larga lista de
ingredientes no necesariamente quiere decir que el producto sea un ultra
procesado. Hay algunos alimentos que contiene muchas especias y hierbas por lo
que hay que tener mucho criterio al aplicar ésta y todas las recomendaciones
que has aprendido aquí sobre la lectura de etiquetas.
“Cuando
leas la etiqueta de un producto hecho a base de pan, fíjate bien que esté
siempre hecho a base de granos enteros, trigo o avena enteros, y evita las
harinas refinadas lo más que puedas”, finaliza la nutrióloga Snyder del
Hospital Houston Methodist.
No hay comentarios:
Publicar un comentario