jueves, 20 de diciembre de 2018




CONEXIÓN ENTRE EL OLFATO Y LA OBESIDAD



Una nueva investigación sugiere que el olor podría influir no solo en nuestros apetitos, sino también en cómo nuestro cuerpo procesa los alimentos.
Al respecto, la doctora Celine Riera, profesora asistente en el Centro de Ciencia y Medicina Neural en Cedars-Sinai, hizo referencia a su investigación, la cual se centra en mapear circuitos cerebrales para comprender las vías que afectan la obesidad.
En un estudio reciente, Riera descubrió una conexión entre las neuronas olfativas, que controlan el olfato y el metabolismo, el proceso del cuerpo de convertir los alimentos en energía.
En breve charla con la doctora Riera sobre su trabajo y sus expectativas de cómo algún día se podría tratar la obesidad y manifestó:
¿Por qué el hambre y el olfato están interconectados?: Descubrimos que los ratones se mantienen más delgados cuando sus neuronas olfativas, sus "receptores del olfato" están apagados, incluso cuando comen la misma dieta que los ratones cuyas neuronas son normales.
Estos ratones sin olfato queman más calorías, se mantienen más activos, respiran más oxígeno y tienen un metabolismo más alto.
El olfato, el acto de oler, puede influir en el hipotálamo, un área del cerebro que controla el hambre: los ratones que no pueden oler parecen percibir los alimentos de manera diferente.
Hemos descubierto que las neuronas dentro de nuestra nariz envían información al cerebro y gobiernan la cantidad de alimentos que necesitamos, ya sea para buscar alimentos y cómo procesar los alimentos que comemos.
El cerebro es como el director de orquesta y el cuerpo es la orquesta: el cerebro envía información sobre el hambre a todas las demás partes del cuerpo. Entonces, al regular el sistema olfativo, podemos controlar la respuesta del cerebro a los alimentos.
¿Cómo podría esta investigación ayudar a los pacientes en el futuro?: Esta investigación con animales puede darnos la oportunidad de comprender mejor las causas de la obesidad en los seres humanos.
Estamos empezando a identificar que una de las principales causas de la obesidad, y la razón por la que es tan difícil perder peso o no recuperarla, es que el hambre y el apetito no son algo que las personas puedan controlar.
El hambre ocurre en el sistema nervioso, a nivel neuronal, y es extremadamente importante entender este aspecto de la enfermedad. Si podemos manipular la respuesta del hambre a través del olfato, podríamos regular la forma en que el cuerpo procesa los alimentos.



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