CONEXIÓN
ENTRE EL OLFATO Y LA OBESIDAD
Una nueva investigación sugiere que el olor podría influir no solo
en nuestros apetitos, sino también en cómo nuestro cuerpo procesa los
alimentos.
Al respecto, la doctora Celine Riera, profesora asistente en el
Centro de Ciencia y Medicina Neural en Cedars-Sinai, hizo referencia a su
investigación, la cual se centra en mapear circuitos cerebrales para comprender
las vías que afectan la obesidad.
En un estudio reciente, Riera descubrió una conexión entre las
neuronas olfativas, que controlan el olfato y el metabolismo, el proceso del
cuerpo de convertir los alimentos en energía.
En breve charla con la doctora Riera sobre su trabajo y sus
expectativas de cómo algún día se podría tratar la obesidad y manifestó:
¿Por qué el hambre y el olfato están interconectados?: Descubrimos
que los ratones se mantienen más delgados cuando sus neuronas olfativas, sus
"receptores del olfato" están apagados, incluso cuando comen la misma
dieta que los ratones cuyas neuronas son normales.
Estos ratones sin olfato queman más calorías, se mantienen más
activos, respiran más oxígeno y tienen un metabolismo más alto.
El olfato, el acto de oler, puede influir en el hipotálamo, un
área del cerebro que controla el hambre: los ratones que no pueden oler parecen
percibir los alimentos de manera diferente.
Hemos descubierto que las neuronas dentro de nuestra nariz envían
información al cerebro y gobiernan la cantidad de alimentos que necesitamos, ya
sea para buscar alimentos y cómo procesar los alimentos que comemos.
El cerebro es como el director de orquesta y el cuerpo es la
orquesta: el cerebro envía información sobre el hambre a todas las demás partes
del cuerpo. Entonces, al regular el sistema olfativo, podemos controlar la
respuesta del cerebro a los alimentos.
¿Cómo podría esta investigación ayudar a los pacientes en el
futuro?: Esta investigación con animales puede darnos la oportunidad de
comprender mejor las causas de la obesidad en los seres humanos.
Estamos empezando a identificar que una de las principales causas
de la obesidad, y la razón por la que es tan difícil perder peso o no
recuperarla, es que el hambre y el apetito no son algo que las personas puedan
controlar.
El hambre ocurre en el sistema nervioso, a nivel neuronal, y es
extremadamente importante entender este aspecto de la enfermedad. Si podemos
manipular la respuesta del hambre a través del olfato, podríamos regular la
forma en que el cuerpo procesa los alimentos.
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