10 de octubre: Día Mundial de la Salud Mental
¿CÓMO CONTROLAR EL ENOJO
CUANDO
HAS LLEGADO A TU LÍMITE?
Eres
una persona tranquila, de buen humor, camino al trabajo. Todo va bien. Pero, en
cuestión de minutos, un conductor imprudente, que va a toda velocidad, se te
atraviesa, toca el claxon y te hace una seña obscena.
De repente, no te reconoces.- Tu furia se
dispara por la indignación. Le devuelves el claxonazo, largo y fuerte, mientras
las venas se te marcan en el cuello y todo tu cuerpo se tensa. Aceleras y
comienzas a seguir al conductor agresivo.
Detente. Sólo detente.- El enojo ha tomado
el control. Antes de convertirte en la próxima estadística de la furia al
volante, piensa en cómo puedes manejar mejor estas emociones tan intensas.
Ser humano significa experimentar enojo.- No
importa qué lo desencadene, el enojo es una emoción universal y fundamental en
los seres humanos. A menudo surge cuando sentimos que han violado nuestra
dignidad, explica el Dr. William Orme, psicólogo en el Hospital Houston
Methodist.
"Las
personas responden al enojo de maneras muy diferentes, dependiendo de cómo
fueron criadas, su aprendizaje social, sus relaciones y cómo reaccionan los
demás hacia ellas", comenta el Dr. Orme. "Y, en cierta medida,
también depende de la percepción".
"La
clave está en cómo respondemos". Eso es algo que podemos aprender a
controlar, señala el doctor Orme.
¿En qué punto del espectro del enojo te
encuentras?.- El enojo se manifiesta en un espectro. En el extremo más bajo, puede
ser una ligera frustración, sentirte molesto o irritado. En el extremo más
alto, puede ser una furia incontrolable.
"Puede
que hayas crecido en una familia donde te enseñaron que estar enojado es malo y
que deberías mejorar tu actitud", describe el Dr. Orme. Así que reprimes
tu enojo y lo dejas acumularse, como un estofado a fuego lento. O tal vez
creciste en un entorno de enojo destructivo, donde quienes te rodeaban
reaccionaban impulsivamente y a veces con violencia.
"Aprendemos
mucho al observar a nuestros padres o a las personas a nuestro alrededor y cómo
manejan el enojo", comenta el Dr. Orme.
Nuestros
propios cuerpos tampoco ayudan. El enojo nos prepara físicamente para la
batalla, poniendo al cuerpo en alerta máxima. Hace que nuestra sangre hierva,
que el corazón lata más rápido y que nuestra presión arterial se dispare. El
cerebro pensante se puede apagar.
"Una
emoción fuerte desbanca nuestra capacidad de razonar", dice el Dr. Orme.
A menudo, se necesita muy poco para encender
la mecha del enojo.
•Un ser querido dice algo que consideramos
insensible, ofensivo o hiriente
•Recibimos una crítica
•Un amigo no responde de inmediato a nuestro
mensaje
•Nos interrumpen mientras hablamos
•Alguien invade nuestro espacio personal
Existen
tantas reacciones y percepciones a estas ofensas como personas. Lo que una
persona olvida de inmediato, otra puede rumiar durante horas o días.
En
algún punto del espectro, apunta el Dr. Orme, deberíamos preguntarnos qué está
pasando. "¿Esta emoción me está indicando que debo tomar alguna
acción?", sugiere. "Podemos reflexionar sobre estas experiencias
antes de que se acumulen".
Estrategias para controlar el enojo.- Ya sea
que reprimamos nuestro enojo o reaccionemos con él, simplemente reconocer cómo
nos sentimos nos da la oportunidad de pausar, pensar y prestar atención a las
señales de nuestro cuerpo.
"Podemos
crear un espacio entre el enojo y la reacción, y no actuar
impulsivamente", sugiere el Dr.
Orme.
Pero,
¿cómo detenemos un tren descontrolado? La mejor estrategia es presionar el
botón de pausa:
• Respira profundamente; cuenta hasta 10;
inhala por la nariz y exhala por la boca.
• Distráete: bebe un vaso de agua o prepárate
una taza de té; haz una lista de compras; riega tus plantas; sal a caminar; si
estás manejando, reduce la velocidad; haz algo que calme tu emoción inicial.
• Imagina que están grabando tu enojo en
secreto: ¿qué tan mal se vería si lo vieras?
"Si
logramos pausar, podemos recuperar la sensatez", explica el experto.
"Y entonces, podemos pensar."
Esto
no significa ignorar o reprimir el enojo. Reconocerlo es el primer paso para
manejarlo, dice. El enojo reactivo puede hacer que te sientas avergonzado o
culpable por no haber controlado tus emociones.
"Podrías
empezar a evitar situaciones que te hagan enojar, y esto puede llevarte a
aislarte y desconectarte de las cosas que te importan", comenta el Dr.
Orme.
Por
otro lado, hay quienes no son conscientes de sus emociones y reprimen su enojo,
lo que puede llevar a ansiedad o incluso depresión. "Ese tipo de
personalidad necesita darse permiso para sentir la emoción y evitar ser
pisoteada o aprovechada", dice el Dr. Orme. Es importante validar esa
emoción y decidir cómo manejarla.
¿Cuándo buscar ayuda con el enojo?.- A
veces, hablar con un buen amigo o un familiar de confianza puede ayudarnos a
superar un episodio de enojo. Preguntas como estas pueden ayudarte a poner tu
enojo en perspectiva:
•"Oye, ¿qué harías en esta
situación?"
•"¿Estoy exagerando o sacando esto de
contexto?"
•"¿Debo disculparme yo o debería
hacerlo la otra persona?"
"Abrir
tu mente a la perspectiva de otra persona puede ser muy útil", aconseja el
Dr. Orme.
Sin
embargo, hay momentos en que el enojo requiere asesoría externa. Si explotas
constantemente con quienes amas, el enojo puede dañar permanentemente tus
relaciones, haciéndolas cada vez más difíciles de reparar.
"Si
el enojo te está costando amigos y debilitando los lazos familiares, es un buen
momento para buscar ayuda", sugiere el Dr. Orme, experto en salud mental
del Hospital Houston Methodist.
De
manera similar, si el enojo no resuelto o explosivo te lleva a recurrir a
mecanismos de afrontamiento como el alcohol o las drogas, es primordial buscar
ayuda profesional de inmediato.