PROPUESTA DE
UN SISTEMA ALIMENTARIO NUTRICIONAL, JUSTO Y SUSTENTABLE PARA RECUPERAR LA
RIQUEZA CULINARIA DE MEXICO
*Lanza la Alianza por la Salud Alimentaria el “Reto del Tlacoyo” a fin
de reivindicar la alimentación tradicional frente a la invasión de comida
chatarra
*Es un platillo popular, de gran valor nutricional, precio accesible y
contiene algunos de los ingredientes más importantes en la dieta de los
mexicanos
En el marco de las fiestas patrias, la Alianza por
la Salud Alimentaria lanzó el “Reto del Tlacoyo”, invitando a la población a
revalorizar la comida tradicional mexicana a través de este valioso platillo,
haciendo a un lado el alto consumo de ultraprocesados.
El Reto del Tlacoyo se enfoca en revalorar los alimentos y la cultura
culinaria a través de un platillo muy popular, de gran valor nutricional, de
precio muy accesible y que contiene algunos de los ingredientes más importantes
de nuestra dieta.
El propósito es revalorar este alimento frente a los ultraprocesados que
han penetrado en la dieta diaria, en cuanto a su valor nutricional, precio,
pertenencia cultural y significado.
De sobra sabemos que México vive una de las peores paradojas en materia
de alimentación: por un lado, la cocina mexicana es reconocida como patrimonio
de la humanidad por su gran variedad y riqueza y, por otro, los mexicanos somos
los mayores consumidores de comida chatarra y refrescos.
La mala alimentación está ya considerada la causa principal de
enfermedad y muerte en México, debido a que padece una de las peores epidemias
de enfermedades crónicas no trasmisibles a escala mundial.
EFECTOS DEL TLC
La obesidad y el daño metabólico asociado se expresan en una enorme y
creciente cifra de enfermedades como la diabetes, los infartos cardiacos, la hipertensión
arterial, la insuficiencia renal, el hígado graso, algunos tipos de cáncer,
entre otras.
Al respecto, Abelardo Aila, investigador y experto en nutrición, detalló:
“Pese a una Estrategia Nacional para
la Prevención y el Control del Sobrepeso la Obesidad y la Diabetes
implementada en este sexenio que termina, las acciones para enfrentar esta
crisis de salud han eludido el problema central: el cambio en el patrón de
consumo alimentario que se dio a partir de principios de los años ochenta del
siglo pasado y se aceleró con entrada del Tratado de Libre Comercio en 1994,
más por las decisiones internas de políticas públicas en materia de
alimentación y salud, que como efecto directo del tratado mismo. La única
manera de enfrentar esta epidemia es recuperar las bases de la milenaria
cultura alimentaria derivada de la agricultura familiar sustentable”.
Por su parte, la investigadora Cristina Barros habló sobre la historia
del tlacoyo, clacoyo, tlatoyo, tlatlaoyo, como se le llama según la región del
centro del país de que se trate, y su pasado abarca muchos años.
Así lo muestra la Historia
general de las cosas de Nueva España de Bernardino de Sahagún, escrita a
mediados del siglo XVI para dar a conocer las costumbres de los antiguos
mexicanos. En su escrio se refiere a las diversas clases de tortillas de las que
había: “las que son gordas, y otras veces las que son delgadas, unas redondas y
otras prolongadas, y otras enrolladas hechas redondas, y las que tienen dentro
masa de frijoles cocidos… También menciona que a los señores o tlatoanis se les
daba un tamal llamado iztac tlaxcalli etica tlaoyo, que quiere decir “tortilla
muy blanca que tiene adentro harina de frijoles… El tlacoyo debió nacer cuando
nació la masa nixtamalizada hace cerca de mil 200 años”.
La historiadora describió que, hoy, los tlacoyos no sólo son alargados,
sino también de forma triangular, de rombo y ovalada. Se rellenan de frijol, de
requesón, de alverjón, de haba, y en Tlaxcala, de frijol ayocote; se cuecen al
comal. Para servirlos se les puede poner ensalada de nopales cocidos y alguna
salsa de chile, en especial las hechas en molcajete. Un alimento completo con
proteínas, vitaminas y minerales, tiene todo lo que se requiere para una buena
alimentación.
El tlacoyo ha sido alimento por excelencia de la gente del campo que
suele comerlos en el almuerzo, y ahora, también para quienes en las ciudades
requieren de un alimento sabroso, sano, rápido de preparar y fácil de comer. Su
equivalente en otros lugares del país son los bocoles huastecos, los polkanes
mayas rellenos de pasta de pepita de calabaza, así como toda clase de gorditas.
Finalmene hizo la siguiente invitación: “volvamos a nuestros milenarios
y exquisitos tlacoyos de maíz blanco o de maíz azul. ¿Para qué queremos más si
el tlacoyo nos da todo?”
EXPRESION CULTURAL DEL PUEBLO
Yatziri Zepeda, economista ambiental e investigadora del Instituto de
Investigaciones Ambientales de la Universidad Iberoamericana Puebla, envió un
mensaje en el que recordó una cita del profesor-investigador emérito del
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Eckart Boege: “Cuando se coman
un tlacoyo piensen que es la experiencia de 350 generaciones de abuelos y
abuelas”. La investigadora agregó: “El tlacoyo es la experiencia de nuestros
ancestros agricultores y cocineras; representa la expresión cultural y de
identidad de un pueblo; la incansable experimentación, innovación y capacidad
de adaptación de los pequeños productores, guardianes de la diversidad
biocultural, y la capacidad adaptativa de las especies locales ante condiciones
climáticas cambiantes a lo largo de miles de años”.
Como demanda conjunta de la Alianza por la Salud Alimentaria, se
presentó la propuesta para edificar un Sistema Alimentario Nutricional, Justo y
Sustentable que recupere la riqueza culinaria del país dando nutrición,
fortaleciendo a los pequeños y medianos productores del campo y revalorando el
papel de la cocina en nuestro país. Se demandó de igual forma una campaña
permanente del gobierno mexicano para revalorar los alimentos propios de nuestras
diferentes regiones del país.
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