EL SER HUMANO DISEÑO UN
MUNDO FERTIL PARA CREAR PANDEMIAS
Los
analistas centran sus comentarios en cómo enfrentar a nivel mundial y local la
pandemia del COVID 19; sin embargo, poco se ha reflexionado acerca de qué nos
llevó a este lugar y qué aprenderemos de esta difícil, inesperada realidad.
Al
respecto, el doctor Jorge Goldberg consultor Senior Consultant de Cedars Sinai
International comparte el análisis presentado por investigadores de la
Universidad de Stanford de cómo el estilo de vida del ser humano “moderno” ha
facilitado el desarrollo de enfermedades y debilitamiento de la naturaleza.
Las
enfermedades infecciosas han emergido y presentan mayores consecuencias, en
parte como resultado de cómo el ser humano se mueve alrededor del mundo y cómo
se relaciona con la naturaleza.
Una
pandemia puede surgir en cualquier momento. Requiere algo de suerte como en
esta pandemia que la genética actúe en un virus que circula entre animales,
seguido de un encuentro casual con una persona o algunas especies intermedias,
como los cerdos o los mosquitos y salte al humano.
Pero
a medida que el nuevo coronavirus azota al mundo con una velocidad vertiginosa
como algunas de las enfermedades infecciosas que han surgido en tiempos
modernos, plantea la pregunta: ¿Por qué ahora?
De
acuerdo a James Holland Jones, antropólogo biólogo de la Universidad de
Stanford, “siempre hemos tenido eventos de contagio, en los que la enfermedad
salta de animales a personas. Lo que es diferente ahora es que un desborde en
una parte del mundo tiene consecuencias importantes para el resto del mundo.
Hemos diseñado un mundo propicio para las pandemias".
Un
aspecto central de esta vulnerabilidad es el hecho de que nosotros los seres
humanos nos movemos mucho y rápido por todo el mundo, ya sea por negocios,
ocio, seguridad, educación, necesidad económica u otras razones, muchas
enfermedades se mueven con nosotros.
INDICADORES
DE PROPAGACION
De
hecho, uno de los indicadores más exitosos de dónde se propagarán los patógenos
es la cantidad de conexiones de vuelos entre ciudades, de acuerdo a la
profesora de biología de la Universidad de Stanford, Erin Mordecai, quien
estudia cómo el clima, las interacciones entre especies y el cambio global
influyen en la dinámica de las enfermedades infecciosas tanto en humanos como
en ecosistemas naturales.
Toda
esta interconexión es particularmente problemática con una enfermedad como
COVID-19, que puede ser transmitida por personas que no experimentan síntomas.
"Esta
enfermedad es realmente desagradable desde el punto de vista de control; si no
sabes que estás enfermo, puedes subir al avión y esparcir el virus por todas
partes", dijo Mordecai.
No
solo nuestros estilos de vida altamente móviles facilitan las pandemias.
También es la forma en que nos aglomeramos en ciudades cada vez más densas,
interactuamos con la vida silvestre y alteramos el mundo natural.
El
animal intermedio que transmitió el virus de los murciélagos al humano se
desconoce, pero la aparición del nuevo coronavirus se ha identificado en un
mercado de animales vivos en Wuhan, China.
"Esa
es una dinámica que se ha asociado con brotes pasados, donde hay mucha gente y
muchos tipos diferentes de animales. Especialmente en los mercados de alimentos
donde los animales podrían ser sacrificados allí mismo, hay oportunidades para
que la sangre se mezcle y se produzca la transmisión y la propagación",
manifestó Mordecai.
Las
prácticas agrícolas que comúnmente usan medicamentos antimicrobianos para
acelerar el crecimiento del ganado o prevenir enfermedades entre los animales
criados en espacios reducidos contribuyen a la evolución de las superbacterias,
microbios que resisten el tratamiento a antibióticos, antivirales u otras
drogas.
"Hemos
diseñado un mundo donde las enfermedades infecciosas emergentes serán más
probables", dijo Jones profesor asociado de ciencias del sistema Earth de
la Universidad de Stanford, "así como hemos diseñado un mundo donde los
incendios forestales, las inundaciones, las sequías y otras consecuencias
locales del cambio climático es más probable y tiene más afectaciones".
EL
COMPORTAMIENTO SI IMPORTA
Por
supuesto, las consecuencias de un brote de enfermedad están lejos de ser
predeterminadas. Cómo los humanos responden a una enfermedad es importante.
“Nuestros
cambios de comportamiento son importantes. Al comienzo de un brote, cuando el
número de infecciones es bajo, predomina la aleatoriedad y la predicción es muy
difícil. A medida que un brote crece, comienza a ser más predecible”, dijo
Jones.
“Como
resultado, incluso antes de que un brote sea importante, puede desarrollar
inercia. Es por eso que debemos actuar lo antes posible, a menudo en un estado
de incertidumbre", añadió.
Aún
se desconoce cómo se comparará el nuevo coronavirus con las pandemias pasadas.
Es posible que los cierres de las escuelas, el distanciamiento social y las
órdenes de quedarse en casa detengan la pandemia el tiempo suficiente para
permitir el desarrollo de una vacuna, dijo Mordecai.
Actualmente,
su grupo estudia el efecto de diferentes estrategias de distanciamiento físico
sobre la propagación de la enfermedad.
"Pero
incluso si lo detuviéramos hoy, veríamos una enfermedad más grave solo por la
progresión de la enfermedad en aquellos que ya están infectados", concluyó.