LOS CONTAMINANTES AMBIENTALES
COMO EL
BENCENO PUEDEN DAÑAR A LOS
EMBRIONES
*La
concentración de contaminantes en el medio de cultivo puede incidir tanto en el
desarrollo embrionario como a nivel cromosómico
*El
estudio, pionero en humanos, ha sido aprobado por la Comisión Nacional de
Reproducción Asistida de España
IVI presentó un estudio que demuestra que la
contaminación ambiental en los laboratorios de FIV puede incidir negativamente
sobre los embriones.
Esta investigación, que hasta el momento no
se había llevado a cabo en humanos, pero sí en otros mamíferos, sirve como
punto de partida para fijar las concentraciones máximas y garantizar la óptima
calidad de los embriones durante los tratamientos de reproducción asistida.
El estudio se ha centrado en dos sustancias
contaminantes: el benceno (se puede encontrar en el humo de tabaco, emisiones
industriales y de automóviles; y dentro de un laboratorio puede estar presente
en algunas pegamentos, plásticos, o muebles) y el limoneno (detergentes,
perfumes, desodorantes, cremas, maquillaje, etc.).
Como asegura la doctora María José de los
Santos, responsable del laboratorio de FIV de IVI Valencia y una de las
responsables del estudio, “el planteamiento inicial era, por una parte, probar
qué concentraciones (aunque pequeñas) podrían ser perjudiciales para los
embriones y, por otra, encontrar los límites de exposición diaria”.
Las conclusiones revelan que ambos
contaminantes afectan negativamente a los embriones. El limoneno tiene un mayor
efecto sobre el desarrollo embrionario; es decir, ante una alta exposición,
menor es la probabilidad de que el embrión llegue a estadio de blastocisto,
fase en la que se recomienda la transferencia para maximizar las probabilidades
de embarazo.
Una alta concentración de benceno, por su
parte, incide a nivel cromosómico en el embrión y puede provocar anomalías que
se traducirían en fallos de implantación y abortos.
Para la realización de este estudio, IVI ha
contado, entre otros, con el permiso de la Comisión Nacional de Reproducción
Asistida.
“De modo experimental se han intentado
reproducir artificialmente concentraciones en partes por millón dentro de los
medios de cultivo, para comprobar si la presencia excesiva de esos
contaminantes podría ser nociva”, explica la doctora de los Santos.
Las concentraciones halladas en los
laboratorios IVI son mínimas (muy por debajo del valor límite de exposición
diaria de una persona) y, por lo tanto, no representan peligro alguno para el
ser humano.
Pero, hasta hoy, se desconocían las
concentraciones límite que un embrión humano puede soportar, de ahí la
importancia de esta investigación pionera que IVI ha llevado a cabo en un
intento por seguir ofreciendo la mejor calidad asistencial y tecnológica a sus
pacientes.
Según la especialista, “esta investigación
confirma la importancia de controlar la concentración de contaminantes
ambientales, que a día de hoy ya está afectando a la fertilidad de muchas
mujeres a través de una disminución de la calidad ovocitaria y que incluso
puede suponer un aumento en la tasa de abortos por culpa de una mayor
frecuencia de alteraciones cromosómicas, tal y como IVI ha demostrado en
diversas investigaciones en los últimos años”.
“Para controlar las concentraciones de
partículas y contaminantes se pueden emplear filtros y presiones positivas”,
añadió.