viernes, 19 de junio de 2015

MÁS DEL 90% DE LA POBLACIÓN NO TIENE ACCESO A LOS ANALGÉSICOS


*Especialistas reconocen que aunque se han realizado grandes avances, aún falta mucho hacer en materia de capacitación y cultura del uso de opioides


De acuerdo con expertos, el dolor es casi imposible de conocer con precisión, no obstante, resulta de vital importancia medirlo, tanto para su diagnóstico como para el tratamiento correspondiente.
A pesar de que existen diversas metodologías para medir el dolor, es generalmente clasificado en dos categorías: el dolor agudo y el crónico. El primero es aquel que no rebasa los tres meses, mientras que el crónico sobrepasa ese límite.
“México vive un grave problema de acceso y disponibilidad de medicamentos opioides para el control del dolor, se estima que más del 90% de la población, que terapéuticamente requiere este tipo de analgésicos, no tiene acceso a ellos, debido a factores como la falta de capacitación, la cultura del uso de este tipo de medicamentos, y el desconocimiento que se tiene sobre quiénes están autorizados para prescribir este tipo de medicamentos, así como la forma para recetarlos”, aseguró el doctor Alfredo Covarrubias, secretario general de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT).
“Los enfermos tienen mucho dolor y prefieren gastar en sus analgésicos, limitando en ocasiones el uso de medicamentos destinados al tratamiento de su enfermedad principal”, añadió el también presidente pasado y coordinador del Consejo Consultivo de la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor (AMETD)
Por su parte, la doctora Celina Castañeda, especialista en Medicina del Dolor y Cuidados Paliativos, expresó que “actualmente, desde el gobierno federal, se están llevando a cabo acciones estratégicas de mejora para el acceso y disponibilidad de analgésicos opioides, entre las que se encuentran incorporar al plan curricular de la UNAM, asignaturas que aborden el uso y prescripción de este tipo de medicamentos; que sean dirigidos a mejorar la calidad de vida de aquellos pacientes que padecen dolor de moderado a severo.
“Así como desde la Cofepris, incluir en su Guía de Manejo y Asistencia en la Dispensación de Medicamentos e Insumos para la Salud en Farmacias, un capítulo especial referente a estos fármacos, así como realizar capacitaciones para la operación de la plataforma electrónica”.

MAYOR CONTROL EN LA PRESCRIPCION

Aunado al tema de la falta de capacitación y la cultura del uso de este tipo de medicamentos, existe un problema mayor que es la regulación de quién puede prescribir este tipo de fármacos y la manera correcta de hacerlo, a fin de mantener un control sobre su uso.
Ante tal problemática, la Cofepris ha establecido procesos más fáciles y ágiles para los trámites y libros electrónicos para productos Fracción I, II y III para el manejo y control de estupefacientes y psicotrópicos por parte de los fabricantes, distribuidores y farmacias.
De acuerdo con esta dependencia, la información de la receta será capturada para así tener información de los pacientes, los medicamentos que usan y el diagnóstico, entre otros.
Al respecto, los especialistas en el manejo del dolor, aseguraron que este tipo de estrategias suponen ventajas, tales como el ahorro en recursos materiales y humanos, mayor vigilancia y control para el suministro de este tipo de medicamentos, así como mayor seguridad para el médico y el paciente.
Finalmente, el doctor Covarrubias reconoció que aunque se han realizado grandes avances, aún queda mucho por hacer para ayudar a los pacientes que sufren por dolor.
El paciente que requiere opioides para aliviar su dolor, debe solicitar una cita en un hospital de tercer nivel para acceder a los medicamentos, lo que agrega meses a su sufrimiento y en caso de recibir la receta, debe buscar la farmacia que lo venda.
En México, en el año 2011 sólo habían registradas 263 farmacias autorizadas para distribuir estupefacientes.
Actualmente existen tratamientos a base de opioides cuyo desarrollo, formulación y elaboración contienen una tecnología disuasora del abuso; y contar con una legislación que tome en cuenta los avances tecnológicos de este tipo de medicamentos, permitiría un mayor y mejor acceso a fármacos con un alto perfil de seguridad.

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