22 de noviembre: Día
Internacional de la Música
REVELAN INFLUENCIA POSITIVA
DE LA
MUSICOTERAPIA EN PACIENTES
CON CANCER
La
musicoterapia forma parte de las llamadas terapias complementarias y es un
aliado de los profesionales de la salud. Varios estudios han revelado los
efectos positivos cuando se ha utilizado en personas con cáncer junto con
tratamiento. Además, los pacientes aceptan la musicoterapia de forma muy
positiva.
Según
la Asociación Americana de Musicoterapia (musictherapy.org), ésta se define
como el uso clínico y basado en evidencia científica de intervenciones
musicales para lograr objetivos individualizados por parte de un profesional
acreditado que ha completado un programa de musicoterapia aprobado.
Las
intervenciones de musicoterapia “pueden abordar una variedad de objetivos
educativos y de atención médica. Hay muchas poblaciones que pueden beneficiarse
de la musicoterapia. No es necesariamente curativa, pero ayuda en aspectos
importantes de la persona, ya sean físicos, cognitivos, psicológicos y
sociales. Estos objetivos siempre están centrados en el paciente”, explica
Clarissa Grayson, musicoterapeuta certificada con enfoque clínico en el
Hospital Houston Methodist.
La
ventaja de la musicoterapia es que puede ser adecuada para todos,
independientemente de sus conocimientos musicales. El tratamiento de
musicoterapia se individualiza según las preferencias, elecciones y objetivos
musicales del paciente, a través de la relación terapéutica.
Al
respecto, Clarissa Grayson explicó que “según su experiencia en pacientes con
cáncer, la música ayuda a reducir la ansiedad, la percepción del dolor, elevar
el estado de ánimo y aumentar la expresión creativa y emocional, brindándoles
oportunidades de elección y autonomía”.
Existen
dos tipos de intervenciones en musicoterapia: la activa, donde el paciente
tiene un papel más importante con la intervención de música en vivo, incluso
puede participar en la composición de canciones.
La
especialista del Hospital Houston Methodist relató que “colegas míos acaban de
sacar un álbum de sus pacientes con cáncer, en él ponen música a la poesía de
muchos de ellos, y fue realmente impresionante ver que hay muchas oportunidades
para las expresiones creativas en personas que padecen cáncer”.
RELACION EMOCIONAL
Este
tipo de terapia activa también incluye la creación de listas de reproducción, y
eso es importante por la relación emocional que existe con determinadas
canciones. A veces, la letra puede coincidir con lo que los pacientes sienten y
experimentan, de modo que puedan validar sus emociones.
“Además,
podemos crear listas de reproducción para incidir en un cambio gradual, y
muchas veces vemos, como un paciente utiliza su espectro de listas de
reproducción desde el estrés hasta la calma, siendo ese uno de los principales
objetivos: conseguir que el paciente escuche canciones que coincidan esos
sentimientos y que pueden ser una herramienta realmente poderosa para ellos,
incluso fuera de las sesiones de musicoterapia”, explicó Clarissa Grayson.
También
existe la musicoterapia pasiva, que, en palabras de la terapeuta: “es muy útil
cuando alguien está ansioso y cuando necesita apoyo con su tratamiento contra
el cáncer. Digamos que el paciente tiene miedo a las agujas, pero hay que ponerle
una para recibir hierro o quimioterapia. Así, utilizamos técnicas de
relajación, guiones improvisados o basados en estructuras de acordes de las
canciones favoritas del paciente. Durante la musicoterapia contamos con música
de fondo. También podemos utilizar la intervención de música en vivo que
prefiera el paciente”.
“En
este caso, tocaremos más suave y un poco más lento, y usaremos el principio
ISO, según el cual la música disminuye gradualmente la velocidad, con el
corazón y la frecuencia respiratoria entrenando, haciéndolos también disminuir
e inducir la relajación durante la musicoterapia”, precisó.
Con
la musicoterapia pasiva, el musicoterapeuta dirige la sesión bajo el permiso
del paciente, su preferencia musical y los objetivos individualizados, pero
siempre respondiendo a lo que se observa en el paciente: incluso un pequeño
levantamiento de cejas, una pequeña disminución de la tensión facial, una
sonrisa, puede sugerir que vamos en la dirección correcta.
En
musicoterapia, existe el principio Benenzon que establece que, para abrir
canales de comunicación entre un paciente y un terapeuta, es necesario que las
identidades sonoras del paciente estén identificadas y equilibradas con las del
terapeuta.
En
la intervención pasiva, “también podríamos utilizar música pregrabada si es una
pieza que no conocemos o que no se traduce bien a guitarra y que el paciente
solicita”.
Respecto
a qué hacer si un paciente tiene resistencia a la musicoterapia, Clarissa
Grayson comentó que “la musicoterapia siempre es elección del paciente. Si no
quiere eso, también es genial. La musicoterapia siempre está abierta para
ellos. Es importante siempre preservar la autonomía del paciente”.
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