jueves, 31 de mayo de 2018


¿POR QUÉ MUEREN ANTES LOS HOMBRES QUE LAS MUJERES?



En opinión de la doctora Aliza Lifshitz, las estadísticas indican que los hombres mueren antes que las mujeres por enfermedades que, en general, se pueden prevenir.
Una de las principales causas es que los hombres suelen ocultar sus malestares, evitan ir al médico, y generalmente no se hacen los exámenes periódicos recomendados.
Varias estadísticas indican que los hombres son más propensos a sufrir más enfermedades crónicas, más enfermedades cardíacas y otras relacionadas con el sistema inmunológico, y su expectativa de vida es menor a la de las mujeres.
Algunos investigadores opinan que esto puede estar vinculado a cuestiones culturales, ya que desde que nacen les están indicando que “los hombres no lloran”.
En general, tienden a cerrarse y a ocultar sus dolores, se resisten a ir al médico, les cuesta más hablar sobre sus problemas de salud, en especial de algunos como la disfunción eréctil (que puede ser síntoma de alguna enfermedad más grave, como la diabetes o problemas cardíacos), y así también evitan hacerse análisis y chequeos preventivos.
Aunado a esto, el estilo de vida de los hombres tiende a ser más nocivo para la salud. En general fuman más que las mujeres, toman más bebidas alcohólicas y llevan una dieta menos saludable que sus parejas del sexo opuesto.
Por eso, un verdadero hombre que se jacte de ser valiente no debería tenerle miedo a la visita médica ni le debería faltar coraje y dedicación para modificar esos hábitos nocivos que le quitan años de vida.
Estos son algunos de los exámenes que se sugieren: Chequeo de presión arterial a partir de los 20 años. Chequeo del índice de masa corporal (IMC). Este se determina por una fórmula de acuerdo al peso y estatura. Esto indica el porcentaje de grasa en el cuerpo y dice si estás en sobrepeso u obeso.
Chequeo del nivel de colesterol en la sangre (si está en mayor riesgo: si fuma, tiene diabetes, presión alta o antecedentes familiares de enfermedades cardíacas) y periódicamente a partir de los 35.
Chequeo del nivel de azúcar en la sangre, chequeo para VIH, sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) si está en riesgo las veces que sea necesario), pero recuerde que el hecho de hacerse exámenes de detección no lo protege. El limitar el número de parejas sexuales y usar condones es lo que protege.
Chequeo para la próstata a partir de los 40 si está en mayor riesgo, rutinariamente a partir de los 50, chequeo para la detección del cáncer de colon a los 50, antes si está en mayor riesgo (si algún familiar cercano tuvo cáncer del colon o del recto antes de los 50 años), chequeo para descartar aneurisma de la aorta abdominal: si tiene entre 65 y 75 años de edad y ha fumado en algún momento de tu vida, se recomienda un examen para la detección de lo que se denomina un aneurisma aórtico abdominal, que es una arteria, que se encuentra en el abdomen (la panza) y que en este caso se dilata (se expande) anormalmente debido a que sus paredes se han debilitado.
El riesgo es que si no se trata puede explotar. Si se detecta, se puede tratar.
Otras cosas que se deben considerar: Reconocer y buscar ayuda para el tratamiento de la depresión. Los hombres se deprimen más de lo que se identifica y sus reacciones son diferentes y pueden no ser tan obvias. Por ejemplo pueden pasar mucho tiempo viendo la televisión, bebiendo mucho alcohol, teniendo problemas para dormir, cambios en el estado de ánimo y/o desinterés sexual.
Además, las estadísticas indican que mientras que las mujeres en general intentan suicidarse sin concretarlo, los hombres van directo al punto. Por eso la tasa de muertes por suicidio es mayor en ellos.
Es importante que considere que el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular (enfermedad coronaria) podría ser mayor. Este es el principal problema en los hombres, en ellos el riesgo de sufrir infartos y enfermedades cardíacas es mayor que en las mujeres.
Para disminuir el riesgo: evite fumar, lleva una dieta saludable, si toma bebidas alcohólicas, hacerlo en moderación; hacer ejercicio regularmente (mínimo 30 minutos diarios), mantener un peso saludable, realízar un chequeo médico anual, y si es necesario, tomar los medicamentos que recomienda el médico para controlar el colesterol, la presión arterial o la diabetes.



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