¿HAY VIDA DESPUES DEL
DIAGNOSTICO?: EL
SIGNIFICADO REAL DE
SOBREVIVIR AL CANCER
●Un 20% de las personas que superan el cáncer
experimentan ansiedad o depresión en el primer año, especialmente por el miedo
a una recaída: especialista
Recibir
la noticia de que una persona ha superado algún padecimiento oncológico suele
interpretarse como el fin de un proceso difícil; la realidad es que también
marca el inicio de una etapa que exige adaptarse a nuevas realidades.
Para
muchas personas, sobrevivir no significa únicamente haber dejado atrás un
diagnóstico; significa construir una forma distinta —y muchas veces más
consciente— de habitar su cuerpo, sus relaciones y su vida cotidiana.
Después
del diagnóstico, ¿cómo se reconstruye la vida?: Retomar la rutina laboral,
recuperar vínculos de pareja o familiares, volver a conectar con hobbies,
incluso reconocerse frente al espejo, todo esto forma parte del proceso
posterior. Muchas personas describen esta etapa como una travesía emocional que
puede incluir ansiedad, miedo o inseguridad. Sin embargo, también destacan el
profundo crecimiento personal que puede surgir: el fortalecimiento de la
resiliencia, la revalorización del tiempo, de los vínculos y del propio cuerpo.
En
este camino, es fundamental dejar de ver a las personas como ex pacientes y
empezar a reconocerlas como individuos en transición. El acompañamiento
psicológico, las redes de apoyo y el autocuidado diario se vuelven herramientas
esenciales para impulsar su bienestar integral.
Diagnóstico temprano, años de calidad: Un
ejemplo claro de cómo el abordaje oportuno puede cambiar el rumbo de una
historia es el caso del cáncer de vejiga. “Aunque suele diagnosticarse con
retraso —en México, en promedio pasan cerca de 11 meses desde las primeras
señales de alerta hasta la atención médica adecuada” según la psicóloga Erika
Martínez, “si se detecta en una etapa localizada, la probabilidad de mantenerse
con vida cinco años después alcanza hasta el 97 %”. Esta cifra evidencia que
la identificación oportuna es una aliada poderosa para acceder no sólo a más
años, sino de años vividos con calidad.
Por
eso, uno de los mensajes más valiosos para conmemorar es la importancia de
prestar atención a cualquier señal del cuerpo, acudir con regularidad a
revisión y normalizar la conversación sobre salud en todos los ámbitos:
familiar, laboral y social.
Volver
a sentirse bien y reincorporarse a la vida: Las adaptaciones físicas
también forman parte de esta etapa. Algunas personas experimentan cambios
visibles o funcionales, como el uso de dispositivos para facilitar funciones
corporales, o modificaciones en su energía, movilidad o deseo sexual. Estos
ajustes no deben entenderse como obstáculos, sino como parte de una nueva
configuración de vida que puede ser igualmente plena.
“La
ansiedad es frecuente en esta etapa, sobre todo cuando existe el temor a una
recaída. Se estima que alrededor del 20% de las personas que han superado el
cáncer presentan ansiedad o depresión durante los primeros 12 meses posteriores
a su atención médica”, señaló el especialista Martínez. Por eso, una revisión
integral debe contemplar tanto lo físico como lo emocional, reconociendo que la
salud mental tiene un papel fundamental en la recuperación.
Hábitos
que ayudan a escribir un nuevo capítulo: Incorporar actividades físicas de
bajo impacto como caminar, nadar o practicar yoga puede marcar una gran
diferencia. Estas prácticas fortalecen el sistema inmunológico, elevan la
energía y favorecen el equilibrio emocional. Evitar tomar sustancias
alcohólicas y fumar, así como cuidar la alimentación también cobran un papel
protagónico para mantener un cuerpo fuerte, prevenir otros padecimientos
crónicos y aportar una sensación de control sobre la propia salud. “El estilo
de vida saludable no se trata de restricciones, sino de construir rutinas que
sumen bienestar en el largo plazo”, mencionó la psicóloga Martínez.
Una
vida más consciente, más presente, más propia: Con cada año que pasa, más
personas conviven con una historia oncológica y reconfiguran sus días desde una
perspectiva distinta. Por eso, cada 23 de junio, el Día del Sobreviviente de Cáncer no es sólo una fecha en el
calendario, sino un recordatorio poderoso de que sí es posible reconstruir la
vida después de un diagnóstico. Y que cada persona merece hacerlo desde el
bienestar y la plenitud.
“Es
también un llamado a la sociedad a mirar a estas personas con empatía, sin
etiquetas, reconociendo que son mucho más que una experiencia de salud",
concluyó la psicóloga Erika Martínez.












