MEXICO FRENTE A LA PANDEMIA
DE COVID-19 EN
MEDIO DE LA EPIDEMIA DE
OBESIDAD Y DIABETES
*La diabetes, obesidad, hipertensión y
enfermedades del corazón son los principales factores de riesgo para el
incremento de complicaciones y muerte por COVID-19
El
18 de marzo falleció en México la primera persona con COVID-19, la cual padecía
diabetes.
Un
día antes la Confederación de Cámaras Industriales de México (CONCAMIN) emitió
un comunicado solicitando al gobierno posponer tres años el etiquetado de
advertencia por los efectos económicos que se proyectan ante esta pandemia,
demostrando, una vez más, sus pocos escrúpulos al anteponer sus intereses
comerciales sobre los graves problemas de salud pública.
De
las cinco muertes ocurridas por el COVID-19 hasta el 24 de marzo, 4 fueron de
personas con diabetes y una con hipertensión, una de 41 años, una de 55 años,
otra de 61 años y las dos restantes mayores de 70 años.
“Es
indignante y vergonzoso que se utilice el pretexto de la pandemia por coronavirus
para tratar de postergar la aplicación de la norma de etiquetado a los
alimentos causantes de la grave epidemia de obesidad, diabetes y síndrome
metabólico que cada año causa más de 200 mil muertes en México”, indicó
Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y
Nutrición Salvador Zubirán y añadió: “La mayoría de las muertes que ocurran en
México durante la presente epidemia estarán asociadas con el grave problema de
obesidad generado en gran parte por no haber aplicado oportunamente, hace más
de 10 años, una normatividad adecuada al etiquetado de los alimentos chatarra”.
No
es casualidad que las primeras muertes por el COVID19 sean de personas que
padecían enfermedades generadas por la mala alimentación. La diabetes, obesidad,
hipertensión y las enfermedades del corazón son factores que incrementan el
riesgo de complicaciones por el COVID-19, lo cual podría desencadenar en
muerte.
Esta
condición es más grave en la población de menores ingresos, de manera especial,
en la población rural e indígena donde enfermedades como la diabetes no era
común hasta la llegada de la comida chatarra y las bebidas azucaradas.
Ante
la epidemia de obesidad y diabetes que vivimos en nuestro país, se suma ahora
la pandemia de COVID-19, haciendo todavía más vulnerable a la población
mexicana que ya vive con alguna enfermedad crónica. De hecho, la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) recientemente declaró que para México se estima
que el impacto de COVID-19 puede ser mayor debido a una mayor incidencia en
cuanto a obesidad y diabetes.
CALDO
DE CULTIVO PARA EL COVID-19
Al
respecto, Paulina Magaña, Investigadora de El Poder del Consumidor, señaló que:
“En 2018, 8.6 millones de personas fueron diagnosticadas con diabetes, casi dos
millones de personas más que en el 2012. Se estima que existen alrededor de 3
millones más de personas viviendo con diabetes y que no han sido
diagnosticadas. En total más de 11 millones de personas con diabetes. Cada año
mueren más de 100 mil personas a causa de esta enfermedad. Este escenario se
vuelve un caldo de cultivo para el COVID-19”.
Por
su parte, se estima que la obesidad es responsable de 200 mil muertes anuales,
es decir, alrededor de 23 muertes cada hora.
En
México, 15.2 millones de personas padecen hipertensión. Esta condición se
presenta con mayor frecuencia en los adultos mayores, en donde el 26.7% de los
mayores de 70 años la padecen, quienes, además, son el grupo poblacional más
vulnerable ante la pandemia de COVID-19.
El
Chinese Center for Disease Control and Prevention, informó que en China la tasa
de letalidad del COVID-19 fue de 10.5%, 7.3% y 6% para las personas con
enfermedad cardiovascular, diabetes e hipertensión, respectivamente, lo cual,
en el caso mexicano, ante las elevadas cifras de estas comorbilidades, podría
ponernos en un mayor riesgo de morir por complicaciones de COVID-19.
Ana
Larrañaga, Coordinadora de ContraPESO, indicó que “el surgimiento de nuevos
brotes como COVID-19 nos debe sensibilizar sobre la importancia de contar con
políticas públicas fuertes que nos protejan de enfermedades crónicas con las
que hace sinergia, como la obesidad y la diabetes. No es momento de debilitar
las políticas para la prevención de la obesidad, sino de revalorar y reforzar
aquellas medidas que permitan el acceso a la información, al agua potable y a
alimentos sanos”.
Siendo
México el país con el mayor consumo de alimentos y bebidas ultraprocesadas en
toda América Latina, resulta urgente la adopción de un nuevo etiquetado que nos
advierta sobre el contenido excesivo de azúcares, grasas, sodio y calorías de
estos productos. “No podemos esperar más, necesitamos Etiquetados Claros, Ya.
CONCAMIN debe dejar de aprovecharse de la pandemia de COVID-19 para velar por
sus intereses comerciales.
URGE
IMPLEMENTACION DEL ETIQUETADO
Si
se retrasa la implementación del etiquetado de advertencia, la regulación de
los alimentos en las escuelas y la publicidad de comida chatarra dirigida a la
infancia, se estaría exponiendo a la población a un mayor riesgo en su salud actual
y futura por el alto consumo de estos productos y su relación con las
enfermedades que incrementan el riesgo de complicaciones y muerte por
enfermedades contagiosas, como el COVID-19”, puntualizó Alejandro Calvillo,
Director de El Poder del Consumidor.
Otro
factor que podría incrementar el riesgo de contagio del COVID-19 en nuestro
país es que no toda la población puede llevar a cabo el distanciamiento social,
a pesar de ser una de las recomendaciones de los expertos sanitarios más
efectivas para protegernos de este virus; ya que, en México, más de 52 millones
de personas viven en condiciones de pobreza y tienen que recurrir a trabajos en
el sector informal para subsistir. Como muestra de esto, en 2018, la economía
informal empleó a 56.7% del total de los trabajadores del país y generó 22 de
cada 100 pesos del PIB del país.
Para
apoyar la economía de los pequeños negocios, Katia García, Coordinadora de
Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, hizo un llamado para “comprar
alimentos a medianos y pequeños productores en mercados locales o pequeños
establecimientos y no en las grandes cadenas de supermercados que tienen
enormes recursos para sobrellevar esta situación y que se abastecen de grandes
corporaciones globales alimentarias”.
García
recomendó “llevar una dieta saludable y nutritiva, basada en frutas, verduras,
cereales integrales y leguminosas, la cual ayudará a nuestro sistema inmune a
funcionar adecuadamente; y dejar de consumir productos ultraprocesados que se
relacionan con el incremento del riesgo de padecer obesidad y diabetes,
haciendo a la población todavía más vulnerable a las enfermedades transmisibles
como el COVID-19”.